Con el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) crecieron las expectativas sociales. Entre los avances producidos en la Constitución de 2008 y el Mandato N.° 8 se abrió la posibilidad de cambiar los horrores del neoliberalismo: eliminar la flexibilización laboral, avanzar hacia otras formas de sindicalización –como el sindicato por rama de actividad– y, con ello, democratizar el régimen laboral, que aún conserva las viejas formas de hacienda o plantación. Sin embargo, un estudio más profundo sobre el sector bananero nos muestra que, en términos reales, los avances fueron muy pocos y que todavía persisten las formas descarnadas de explotación laboral.

Se observa cómo las empresas han levantado un régimen de explotación laboral y persecución sindical que impide la organización, y que solo es posible debido a la complicidad de las instituciones del Estado y del gobierno.

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