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13.11.2023

Finalizó la tercera Escuela Popular en Derechos para la Movilidad Humana

En el último cuatrimestre de 2023, el colectivo Corredores Migratorios desarrolló su Tercera Escuela Popular de Derechos para la Movilidad Humana, con el fin de promover justicia migrante. Los diversos ciclos de la escuela han aportado a elevar la conciencia social entorno a las migraciones, analizando problemáticas complejas a profundidad y discutiendo propuestas y acciones colectivas para promover justicia material para las personas en movimiento y su vida cotidiana.

Entre el 14 de septiembre y el 21 de octubre de 2023, el colectivo Corredores Migratorios desarrolló su Tercera Escuela Popular de Derechos para la Movilidad Humana, cuya intención es producir encuentros horizontales, intercambios de saberes, conciencia y conocimiento sobre lo que significa migrar, con el fin de promover justicia migrante. De esta manera, la escuela aspira a construir políticamente una colectividad consciente de que migrar es un derecho y que se debe abordar la realidad de las migraciones con las personas migrantes, deportadas, retornadas, refugiadas e indocumentadas en el centro, pues son ellas las protagonistas de los procesos de movimiento en el planeta.

El colectivo es inscribe en la perspectiva de las migraciones como un movimiento social, pues vivimos en la era de múltiples migraciones planetarias. Nunca como ahora tantos millones de personas han tenido que moverse y dejar atrás su hogar. Hasta fines de 2022, se calcula que hubo 108 millones de personas en el mundo que tuvieron que huir de su hogar a causa de conflictos, persecución y contextos de múltiples crisis (económica, social, política o ambiental). De ellas, 32 millones viven en situación de refugio, es decir, son personas que no pueden a su casa. Eso, sin contar los múltiples tipos de migraciones forzadas que no son consideradas como una huida, por ejemplo, por empobrecimiento, extorsión de grupos criminales, disidencia sexual o transfobia.

A lo largo de la escuela, se trabajó bajo la perspectiva de la autonomía de las migraciones: moverse por el planeta no sólo es un derecho, sino una forma de vida que hoy proponen quienes cruzan fronteras. Hay trabajadorxs temporales; madres, padres y familias transnacionales; gente que va y viene a pie entre Venezuela, Colombia, Perú; hay familias con pluralidad de pertenencias; hay culturas fronterizas; gente que por homofobia o transfobia debe dejar el lugar donde nació para florecer en otro. Este movimiento coexiste con innumerables controles fronterizos, así como con múltiples trabas que vulneran el derecho a moverse de las personas migrantes. Las visas, la exigencia de papeles imposibles de conseguir, la espera eterna por la regularización, también son formas de frontera. 

A partir de esta perspectiva, el colectivo y su proceso político-pedagógico proponen discutir estrategias de vida y conciencia de los derechos para las personas migrantes, así como para las organizaciones que trabajan con ellas, a fin de exigir que sus derechos materiales –al trabajo, a la vivienda, a  la salud, a vivir libres de racismo, a celebrar sus culturas– se cumplan y traduzcan en una vida cotidiana digna, segura y autónoma, bien sea a lo largo de las rutas migrantes, sus países de destino o sus lugares de origen. 

A lo largo de las tres escuelas que se han realizado con el apoyo de FES-Ildis Ecuador desde 2020, ha sido posible trabajar con una multiplicidad de visiones construidas desde las Américas-Abya Yala y conocer distintas realidades y perspectivas. Impresiona ver cómo las temáticas de la escuela han ido migrando también. Cuando iniciamos, nuestra principal preocupación se orientaba a las políticas de recepción ecuatorianas, particularmente de la población venezolana. Asimismo, se discutió a fondo sobre las múltiples expresiones de la xenofobia y los mecanismos de irregularización que los estados mantienen como forma de exclusión en lugar de promover procesos ágiles de regularización. 

Si bien estas preocupaciones persisten, actualmente la atención se ha centrado en la salida masiva y forzada, desde Ecuador hacia Estados Unidos de decenas de miles de personas por vías altamente riesgosas. Datos del control fronterizo entre Estados Unidos y México (U.S. Customs and Border Protection) indican que entre 2021 y agosto de 2023 unas 200 mil personas o unidades familiares, como son llamadas, han tenido encuentros en frontera con autoridades migratorias. Cientos de personas de Ecuador han desaparecido en la ruta, con personas de otras nacionalidades tan diversas como Venezuela, China, India, Haití o Cuba, que usan las mismas rutas al norte. La escuela puso un especial énfasis en conectar las intersecciones entre estos datos y la precarización de las vidas, así como los abusos propiciados por la violencia estatal, la discriminación, el racismo estructural, entre otros aspectos esenciales para entender lo que está detrás de las dinámicas migratorias.  

En ese sentido, los diversos ciclos de la escuela han aportado a elevar la conciencia social entorno a las migraciones, analizando problemáticas complejas a profundidad y discutiendo propuestas y acciones colectivas para promover justicia material para las personas en movimiento y su vida cotidiana.

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13.11.2023

Finalizó la tercera Escuela Popular en Derechos para la Movilidad Humana

En el último cuatrimestre de 2023, el colectivo Corredores Migratorios desarrolló su Tercera Escuela Popular de Derechos para la Movilidad Humana, con el fin de promover justicia migrante. Los diversos ciclos de la escuela han aportado a elevar la conciencia social entorno a las migraciones, analizando problemáticas complejas a profundidad y discutiendo propuestas y acciones colectivas para promover justicia material para las personas en movimiento y su vida cotidiana.

Entre el 14 de septiembre y el 21 de octubre de 2023, el colectivo Corredores Migratorios desarrolló su Tercera Escuela Popular de Derechos para la Movilidad Humana, cuya intención es producir encuentros horizontales, intercambios de saberes, conciencia y conocimiento sobre lo que significa migrar, con el fin de promover justicia migrante. De esta manera, la escuela aspira a construir políticamente una colectividad consciente de que migrar es un derecho y que se debe abordar la realidad de las migraciones con las personas migrantes, deportadas, retornadas, refugiadas e indocumentadas en el centro, pues son ellas las protagonistas de los procesos de movimiento en el planeta.

El colectivo es inscribe en la perspectiva de las migraciones como un movimiento social, pues vivimos en la era de múltiples migraciones planetarias. Nunca como ahora tantos millones de personas han tenido que moverse y dejar atrás su hogar. Hasta fines de 2022, se calcula que hubo 108 millones de personas en el mundo que tuvieron que huir de su hogar a causa de conflictos, persecución y contextos de múltiples crisis (económica, social, política o ambiental). De ellas, 32 millones viven en situación de refugio, es decir, son personas que no pueden a su casa. Eso, sin contar los múltiples tipos de migraciones forzadas que no son consideradas como una huida, por ejemplo, por empobrecimiento, extorsión de grupos criminales, disidencia sexual o transfobia.

A lo largo de la escuela, se trabajó bajo la perspectiva de la autonomía de las migraciones: moverse por el planeta no sólo es un derecho, sino una forma de vida que hoy proponen quienes cruzan fronteras. Hay trabajadorxs temporales; madres, padres y familias transnacionales; gente que va y viene a pie entre Venezuela, Colombia, Perú; hay familias con pluralidad de pertenencias; hay culturas fronterizas; gente que por homofobia o transfobia debe dejar el lugar donde nació para florecer en otro. Este movimiento coexiste con innumerables controles fronterizos, así como con múltiples trabas que vulneran el derecho a moverse de las personas migrantes. Las visas, la exigencia de papeles imposibles de conseguir, la espera eterna por la regularización, también son formas de frontera. 

A partir de esta perspectiva, el colectivo y su proceso político-pedagógico proponen discutir estrategias de vida y conciencia de los derechos para las personas migrantes, así como para las organizaciones que trabajan con ellas, a fin de exigir que sus derechos materiales –al trabajo, a la vivienda, a  la salud, a vivir libres de racismo, a celebrar sus culturas– se cumplan y traduzcan en una vida cotidiana digna, segura y autónoma, bien sea a lo largo de las rutas migrantes, sus países de destino o sus lugares de origen. 

A lo largo de las tres escuelas que se han realizado con el apoyo de FES-Ildis Ecuador desde 2020, ha sido posible trabajar con una multiplicidad de visiones construidas desde las Américas-Abya Yala y conocer distintas realidades y perspectivas. Impresiona ver cómo las temáticas de la escuela han ido migrando también. Cuando iniciamos, nuestra principal preocupación se orientaba a las políticas de recepción ecuatorianas, particularmente de la población venezolana. Asimismo, se discutió a fondo sobre las múltiples expresiones de la xenofobia y los mecanismos de irregularización que los estados mantienen como forma de exclusión en lugar de promover procesos ágiles de regularización. 

Si bien estas preocupaciones persisten, actualmente la atención se ha centrado en la salida masiva y forzada, desde Ecuador hacia Estados Unidos de decenas de miles de personas por vías altamente riesgosas. Datos del control fronterizo entre Estados Unidos y México (U.S. Customs and Border Protection) indican que entre 2021 y agosto de 2023 unas 200 mil personas o unidades familiares, como son llamadas, han tenido encuentros en frontera con autoridades migratorias. Cientos de personas de Ecuador han desaparecido en la ruta, con personas de otras nacionalidades tan diversas como Venezuela, China, India, Haití o Cuba, que usan las mismas rutas al norte. La escuela puso un especial énfasis en conectar las intersecciones entre estos datos y la precarización de las vidas, así como los abusos propiciados por la violencia estatal, la discriminación, el racismo estructural, entre otros aspectos esenciales para entender lo que está detrás de las dinámicas migratorias.  

En ese sentido, los diversos ciclos de la escuela han aportado a elevar la conciencia social entorno a las migraciones, analizando problemáticas complejas a profundidad y discutiendo propuestas y acciones colectivas para promover justicia material para las personas en movimiento y su vida cotidiana.